jueves, 21 de febrero de 2008

Juno



Uno de los mayores problemas con los que suele enfrentarse el ser humano es el del desajuste entre sus expectativas y la realidad. Así nos ha ocurrido con Juno, interesante y entretenida película que venía avalada por grandes opiniones y que se queda finalmente en ese eufemismo que se aburrirán ustedes de leer aquí y en otros lugares, porque pese a aburrido y repetido, encierra ese sentimiento de que a uno le ha gustado lo que acaba de ver, pero no le ha llegado como le hubiese gustado. Nos referimos, claro está, a la ya mencionada palabra interesante.

Comienza Juno la protagonista vestida de caperucita roja y la película parece invitarnos a pensar qué injusta es nuestra condición de animales con capacidad reproductiva, que hace que una joven procaz y con carácter tenga que aceptar que con un rato de roce y placer venga añadido un embarazo no deseado. A lo que alguien podría contestarme, ¿y si es tan madura, por qué demonios no usaron un condón?

Juno se enmarca en un grupo de películas de las que el espectador medio (y no por supuesto el lector de nuestro blog) podría pensar que son independientes, ese otro eufemismo del que la gente parece olvidar lo que realmente significa. Tratan de contar historias de sus personajes saltándose tópicos y clásicas reglas sociales y enganchando al espectador por el duelo entre el individuo que son sus personajes y la molesta marea que es el resto de la sociedad. De la misma productora es Pequeña Miss Sunshine, muy superior a ésta, brillante en su historia, en sus personajes, en un desarrollo milimetrado de la acción que jamás decae ni aburre.

Lo que ocurre con Juno es que cuenta como en una familia poco dada a dramatismo y exageración la chica de 16 años se queda embarazada. Aparecen los futuros padres adoptivos, que no lo acabarán siendo en plural (que horror el personaje de Vanesa, guapa e insoportable, peligrosa mezcla), el padre (o el que al menos fecundó), los comprensibles no abuelos/padre-madrastra,… Lo que ocurre es que la película parece querer decir: ‘Mirad que familia más buena y comprensiva, que aceptan el embarazo no deseado y no hacen un drama de ello’. Y eso pensaba yo mientras la veía, que si hace unos años de púber me hubiera pasado algo así, o si dentro de otros tantos quizá de padre me toca ser el comprensivo, espero hacerlo con esa entereza y esa tranquilidad, y gracias a dios espero con una hija que no sea una histérica. Si, como modelo de familia, funciona, pero a uno se le queda irremediablemente la sensación de que a la película le falta algo… Es como si le faltara un poco de fuerza, como si el director no terminara de apostar del todo por lo que está pasando y contando.

Quizá seamos muy exigentes. No tiran el dinero si van al cine a verla, por supuesto que no. Es solo que cuando uno ha conocido y amado las verdaderamente buenas películas, todas aquellas que no lo son, pero que estuvieron en el camino, dejan un regusto agridulce. Genial Ellen Page, aunque nos quedamos antes con Hard Candy, no sé si mejor pero sí más arriesgada que Juno. Ah! Y gran plano final…

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