viernes, 14 de marzo de 2008

La escafandra y la mariposa


Créanme si les digo que no me resulta fácil escribir esta crítica o comentario acerca de la última película que he visto en una sala de cine. Ocurre que hay veces que uno encuentra que la forma y el contenido se funden subiendo a un escalón mayor, y desde ahí en lo alto nos miran con su sabiduría, compadeciéndonos a los pobres mortales por nuestra ignorancia y la repetición continua de nuestros errores.

Le scaphandre et le papillon es una de las películas más emocionantes que he visto en mi vida, y así mientras la veía quise sentirme inmortal, quise morir, agradecí el regalo de estar vivo y lamenté el absurdo de no estar muerto. Ninguna imagen es gratuita, no sobran palabras, ni si han visto o ven la película me comprenderán, repeticiones de las letras del alfabeto por orden de utilización. Pocas veces ha sonado el francés tan bello en una sala de cine.

Quizá necesite de referencias científicas para seguir escribiendo, y podría contarles que… “el Síndrome de Cautiverio es un término acuñado por Plum y Posner para describir el estado de parálisis de los cuatro miembros y musculatura bulbar con preservación de la conciencia en el que el paciente sólo se puede comunicar con movimientos oculares y parpadeo”. Pero la película no es una obra triste y lánguida sobre un hombre que no puede moverse un ápice, ni crea un falso debate vida así sí/vida así no, la película es una obra ejemplar por el uso que realiza de las imágenes creadas en la imaginación de Jean-Dominique Bauby que se integran al abrigo de la historia con una maestría pocas veces igualada.

Es una película que da sentido al cine. Es una película que da valor y sentido a que las historias quieran contarse con imágenes y palabras, aunque a la vez mientras hace eso puede reírse de la inmensa mayoría del cine que se ha hecho se hace y se hará, porque las comparaciones son odiosas cuando comparamos aquello que trata el tema principal, aquello que aunque a veces nos tapemos los oídos nos acompaña desde hace siglos, la vida y todos sus derivados, los hechos o azares que nos hacen hombres, con todo aquello que es superfluo y a veces confundimos con nuestra verdadera naturaleza pero en realidad es solo pose, mentira.

Vayan a verla. Seguramente ya les suena de que va, no quiero volver a contárselo y les he dado una introducción científica hace dos párrafos. Las películas se inventaron para que surgieran cosas como La escafandra y la mariposa. Obras enormes en que las imágenes, reales o imaginadas, nos tocan y golpean a cada escena, casi sin tregua, y nos hablan del absurdo de la vida, del atisbo de un escote, de amar, de tener hijos y escribir un libro. Vayan a verla, y que la vida les ofrezca mariposas…

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