miércoles, 14 de mayo de 2008

Mil años de oración


Esta película, de nacionalidad americana, revela el poder del cine, cuando se hace bien, de captar la atención y hasta una pequeña parte del corazón de los espectadores sin la necesidad de contar algo increíble o sorprendente. Las películas pueden servir para transmitir historias impresionantes, pero también tienen la utilidad de permitirnos entrar, como espías sin invitación previa, a las vidas anónimas de otras gentes. Otra cosa es que eso nos permita conocer algo más sobre nuestras propias vidas y no se quede en el mero intrusismo y voyeurismo.

A Thousand Years of Good Prayers (un título regular), es una película sensible sobre el Sr. Shi y lo que sus ojos ven y tratan de comprender, a veces sin conseguirlo, en la vida de su hija, personaje que nunca deja de resultar lejano para los que, como él, esperamos que vuelva a casa a cenar por la noche.

Premiada con la Concha de oro en San Sebastiá, quizá un reconocimiento exagerado para lo que en realidad es: una película recomendada para un día en el que uno esté tranquilo, sosegado, y con ganas de, simplemente, contemplar la vida.

sábado, 10 de mayo de 2008

La familia Savages


Retomamos la senda de comentar películas. Ya no un estreno, pero aún en cartel, esperamos estar a tiempo de alertarles de que hay películas mucho más interesantes para ver que The Savages. Intrascendente en el fondo, retrata la vida de dos hermanos que parecen vivir solo una vida a medias: destino al que quizá estemos predestinados usted y yo, pero del que en esta película nadie sabe como salvarse, ni siquiera la escritora y directora.

Muy valorada por la crítica de nuestro país, no relata más que una historia previsible con supuesta redención final y maduración de los protagonistas tras ocuparse, lo mejor que pueden, de su moribundo y malhumorado padre. El personaje de Wendy, interpretado por Laura Linney, encarna probablemente la pesadilla de cualquier hombre con esperanzas de relacionarse, sea afectivamente o no, con las mujeres. Sus cotas de histerismo, cursileria, inseguridad, y creer saber cuando no es más que una víctima de sí misma, son seguramente de lo más interesante de la película. Espero que no se trate de un personaje en el que la directora/escritora pusiera mucho de si misma, porque si no el rodaje debe de haberse tratado de uno de los mayores infiernos de la historia de la humanidad. Seymour Hoffman está como siempre, muy bien, pero quizá tiene ya muy explotada su vena de hombre sensible y taciturno, y a nosotros nos pareció tremendamente más vivo en La guerra de Charlie Wilson.

Lo dicho: nada especial.