martes, 15 de septiembre de 2009

Enemigos públicos




Con las películas sucede lo mismo que con casi todo en la vida: que todo depende, mientras las vemos o vivimos y tras su final, de cuánto esperábamos de antemano de ellas. Ni la última película de Michael Mann, ni usted ni yo, escapamos a esta máxima.

Rodada en video, y con ciertas secuencias de una calidad fotográfica más que regular, con planos iluminados a un estilo que recuerda al de muchos cortometrajes, Enemigos Públicos entretiene pero no emociona, cuenta bien pero no apabulla, ambienta bien pero no huele a los años 30, y gusta pero no encanta. Sobresalientes si que son las interpretaciones de la mayoría de sus protagonistas, pero que se lucen, desgraciadamente, en algo muy parecido a un biopic, y que lástima, pero que difícil es encontrar un buen biopic… Es interesante señalar que el protagonista no es ni el malo ni el héroe, no hay de éstos salvo algún ladrón más sanguinario de lo debido. Dillinger es un personajede los que hoy llamaríamos mediático, que lo quiere todo, que se enamora de un vistazo (sin historias de amor las películas se venden peor), y que roba porque él lo vale.

Mann es un maestro en rodar la incertidumbre, el suspense del momento, pero no aprovecha demasiado sus virtudes en esta película. Las escenas de tiroteos o de acción son una mezcla entre sencillas y confusas, no demasiado espectaculares. En resumen, una película que se ve con agrado pero que deja poco poso, pocas vueltas, casi como leer una biografía intensa pero que no deja lugar a la imaginación.

martes, 8 de septiembre de 2009

Anticristo



Lejos de valorar u opinar sobre los autores, sobre los favoritismos y predilecciones, sobre si la palabra genio puede utilizarse gratuitamente o debe reservarse para los que con pocas dudas lo son, lejos de todo esto, lo que aquí pretendemos es invitarles a que vayan a ver las películas que les comentamos para bien, y que se abstengan de gastar sus euros en aquellas que a nosotros, humildemente, nos parecen que no los valen

Así que este cometido se torna difícil hablando de Anticristo. Si ustedes esperan ver la mejor película de Lars von Trier, esa obra que condensa el sufrimiento y la locura humana, saldrán decepcionados, porque la película no llega tan lejos, quedándose en un ejercicio de cierta transgresión visual. Si esperan encontrar personajes interesantes como los idiotas de Los idiotas, o el racionalizante Tom de Dogville, tampoco los hallarán, porque los dos protagonistas de la película son arquetípicos, y a pesar de sufrir una fisura vital que inaugura la película, carecen de fisuras caracteriales. Él (Willem Dafoe) es el cerebro, la razón, el control. Ella (Charlotte Gainsbourg) es la pasión y el pecado, el infierno, el presunto anticristo que da nombre a la película sin venir demasiado a cuento.

Así que ni frío ni calor, a pesar de que en algunos momentos pueda crear repulsión a los ojos de las almas cándidas que valoran la integridad de sus genitales. Que el epílogo es maravilloso visualmente está claro, pero usted también puede tomar prestado algo de música de Händel de la película Farinelli y seguramente hasta el vídeo de sus vacaciones parezca realmente serio, sobre todo si le añade unos copitos de nieve digitales por aquí y por allá. Pero si lo mejor de una película son sus primeros minutos (sin tener nada que ver, y siendo floja, comprueben también el inicio de El señor de la guerra), es que la historia no funciona. Por mucho que (de cuando en cuando) su director nos parezca un genio .


lunes, 7 de septiembre de 2009

Up


Alguien dijo que todas las grandes historias cuentan un viaje, y Up no es una excepción. La factoría Pixar sigue sin marchar su nombre. Los más grandes directores de la historia del cine, los artistas que llenan nuestros libros de texto y los museos que solo suelen ser gratis un día a la semana, todos, alguna vez, crearon obras menores y que pueden no hacer justicia a los que las firman. Pero estos señores no parecen equivocarse demasiado, o se dirán muy amablemente pero con firmeza en las reuniones “mira, eso no es una buena idea”, de manera que todo aquello que hacen, lo hacen bien. Y pensar que Steve Jobs, el de Apple, se la compró a George Lucas hace 23 años por 5 millones de dólares…

Up va a por ti, a emocionarte, y si para ello tiene que usar amores irreductibles por el tiempo, espíritus combativos y que sacan lo mejor de sí mismos en la adversidad, defensores de los débiles frente a la locura de los poderosos, lo hace. De todas maneras la experiencia es inseparable del hecho de haber sido la primera película vista en 3D en una sala comercial convencional. Agradezco que nadie tirara palomitas a mi boca abierta durante los primeros minutos de la proyección.

Tras unos cinco primeros minutos memorables, sin diálogo, en los que se describe lo que es una vida con sus alegrías y tristezas, una vida como la que quizá vivamos usted y yo, la película pasa a tratar ese viaje del que hablábamos al principio con más humor, persecuciones, y personajes (la mayoría no humanos) más que originales. Está claro que el ‘target’ de la película es claro: todo el mundo, desde el abuelo viudo al niño de pocos años. Nadie escapa al encanto de Pixar. Tampoco lo haga usted.